Y te dije Adiós, pero no me dejas irme. Tus lagrimas
plantaron mis pies en el suelo, pero mi sentir no estaba listo para echar
raíces en una tierra tan fértil, que una broma pintada de promesa bastó para
idealizar una familia de tres generaciones, en una relación que solo producía
salidas en días sin tener nada más que hacer.
Y aquí estamos de nuevo, dos seres tan unidos como el agua y
el aceite. Dos polos luchando por intereses diferentes, uno por mantener lo que
nunca tuvo y el otro buscando cortar lo que nunca los ha unido.
Trato de usar palabras para no herirte, cuando intento
dejarte claro que quiero irme; pero tú no escuchas lo que no quieres escuchar y
el verte sangrar en el alma con cada desprecio que te hago me pone más anclas
en el suelo, por el gran remordimiento de producirte un dolor que a mi mil me
lo hicieron, y que por saber lo que es morir en vida, intento ser lo más
discreto, cuando en mis acciones solo trato de decirte... Que yo hace mucho
tiempo que ya no te quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Este blog esta abierto a tu participacion y comentarios, solo te pido que seas prudente en tu forma de expresarte por el respeto que se merecen todos los lectores...